Durante el último día del congreso anual del Partido Laborista, la crisis de los rehénes en Irak se volvió el centro de atención de los medios
Alejandro Cárdenas López/El Universal online
Londres, Inglaterra
Jueves 30 de septiembre de 2004
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El segundo video del rehén inglés secuestrado en Irak desde hace 14 días, Kenneth Bigley, quien ruega su vida al primer ministro Antony Blair, robó la atención de los medios este jueves, último día del congreso anual del gobernante Partido Laborista.
Un día antes, el primer ministro británico anuncio los 10 compromisos para un "tercer periodo" histórico al mando de país. "Algo que ningún partido laborista había soñado antes", dijo.
El terrible clamor del contratista secuestrado que apareció en la cadena árabe al-Jazeera muestra cómo Blair se presentó ante su partido como un cáncer: con dificultades dentro y fuera del país.
Por un lado, los medio ingleses dijeron que la crisis de rehenes en Irak y la posible muerte de Bigley lo obligaron a hablar sobre el tema; por el otro, la caída de su popularidad junto con su partido de extracción socialista.
Según una encuesta del periódico The Observer, la confianza de los británicos en Blair cayó 20% desde el 2001, y la mayoría de escaños del partido laborista en el Parlamento podrían bajar considerablemente.
Las críticas contra la ocupación en Irak han dividido al país y a su partido. Durante su conferencia del pasado miércoles, Blair fue interrumpido durante varios minutos por activistas contra la guerra.
Entre los laboristas hay descontento por parte de grupos liberales que reclaman que se han desviado los orígenes del partido. El papel de Inglaterra como "principal aliado de Estados Unidos" en la lucha contra el terrorismo es el tema más doloroso y sensible, además de su distanciamiento de la visión europea, liderada por Francia y Alemania.
Otra señal fue el caso del ministro de Hacienda Gordon Brown, el candidato más idóneo para sustituirlo, quien el fin de semana negó sus posibles ambiciones al poder.
El tema ha desatado polémica por los rumores sobre un pacto secreto que habían hecho Brown y Blair hace 10 años, donde se asentaba que Brown apoyaría a Blair para su candidatura, pero en un futuro Blair renunciaría a su favor.
Por lo pronto, Blair, que fue aclamado en su discurso, propuso diez compromisos a las familias trabajadoras de Reino Unido, concentrado en temas como pensiones, cuidado de menores, familias, educación y seguridad.
Entre sus logros destacan los altos niveles de empleo, una economía estable, aunque se le critican deficiencias en el sistema de pensiones, salud y el mercado inmobiliario.
Los medios ingleses coinciden que el discurso de Blair vuelve a la agenda local, después de dos años de una perspectiva internacional, también le reconocieron que no dejó a un lado temas que "le raspan la piel".
Por ejemplo, mencionó el problema de "confianza" causado por sus decisiones en los últimos tres años, y aceptó que la evidencia de las armas químicas y biológicas fue incorrecta.
Sin embargo, fue duramente criticado por no haber pedido perdón a su pueblo. "No puedo, sinceramente, pedir disculpas por quitar del poder a Saddam", dijo Blair.
La duda ahora entre la comunidad inglesa es si Blair pedirá perdón si el contratista Bigley es asesinado.
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