Reproducción del comunicado publicado por la Feria Internacional del libro. A partir del planteamiento sobre cuál es la función social del editor, Roger Chartier y Beatriz de Moura cerraron el Fórum Atlántida en la FIL.
Guadalajara, Jalisco, a 02 de diciembre de 2010.
Con el recelo que se ha venido gestando en el mundo editorial luego del nacimiento de los libros electrónicos, el crítico francés Roger Chartier y la editora española Beatriz de Moura cerraron la segunda edición del Fórum Atlántida, en el marco de la 24 Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Chartier ofreció un panorama sobre la historia del libro y el desarrollo del oficio editorial a partir del siglo XVII. Explicó después, cómo el libro, en el trampolín de la Ilustración, devino en una sólida cadena productiva que ha derivado en complejos y múltiples oficios, como el de librero o de editor.
“Algo se tendrá que hacer. Buscar los recursos jurídicos que nos permitan defender los derechos del autor, que nos permitan que haya un desarrollo tecnológico que se utilice para proteger los productos culturales y que no se caiga en la cultura del copy–paste. Al final, después de las visiones apocalípticas que aquí se han expuesto en las distintas conferencias, creo que el editor siempre tendrá una responsabilidad de mantener un corpus literario. Debemos evitar a toda costa que Madame Bovary se convierta en una simple base de datos”, afirmó el académico francés.
Ricardo Piglia, autor de "Plata Quemada" |
Pero insisto en que el panorama de la realidad es escalofriante”, sentenció la editora. “Ya no se trata de una cuestión de ciencia ficción, como hasta hace muy poco nos lo planteábamos. Ahora es toda una realidad que la tarea del editor está amenazada, la existencia del libro como lo conocemos hasta ahora, todo está cambiando y eso es una realidad escalofriante”, enfatizó.
En este foro también participó el escritor argentino Ricardo Piglia y advirtió que “aunque todo lo demás se haya acelerado, seguimos leyendo a la misma velocidad que se leía en la época de Aristóteles, no se ha inventado el chip que acelere la lectura. Esa temporalidad tiene que ver con el cuerpo humano. La defensa del libro no es una defensa arcaica; es la defensa de una temporalidad específica”.
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