“Mira Qué Cosa más Linda…”
Por Hugo Castro
¡Nooooooo!, casi se escuchó al momento de ver como el nombre de México salía en el Sorteo del Mundial Brasil 2014 y lo colocaban en el Grupo 1 junto a Brasil. “¿A qué vamos?” fue el primer sentimiento que se coló entre nuestros cerebros, “¿por qué no nos tocó el Grupo H, el más fácil?”, y cuando todos estaban casi recogiendo el confeti, alguien gritó “pero tenemos a Oribe Peralta, entonces sí se puede”.
Cada cuatro años sucede está situación, en cada sorteo los mexicanos esperamos un “milagro de Guadalupe” para tener un grupo a modo y poder pasar caminando hacia la siguiente ronda en la asignatura pendiente que es el Mundial de Fútbol. Podremos ir a todos los mundiales de diferentes especialidades, pero en el fútbol no solo viaja el conjunto representativo, sino que nos han hecho creer que vamos todo el país.
Y como cada cuatro años las ilusiones de brillar en este deporte se hace una obsesión colectiva que de aquí hasta que quede eliminado el Tri, hará que corran ríos de tinta, tsunamis de análisis deportivos, semanas de comentaristas, analistas, árbitros, cómicos, chamanes y hasta religiosos que nos dirán si por fin México puede levantar la Copa Mundial o simplemente nos regresan a la triste realidad del “casi” la hacemos… otra vez.
Este negocio llamado Selección Nacional se convierte en algo muy redituable, analicemos un poco. Hace unas tres semanas todos teníamos cara de pocos amigos porque México se iba al repechaje, con la angustia de que un equipo desconocido procedente del fin del mundo hiciera añicos nuestros sueños (los cuales ya los habían pulverizado los seleccionados nacionales desde hace varios meses atrás), con lo que ocasionó que todos empezaran a prender las antorchas y levantar los trinches para ir a la Federación a quemar a cuanto culpable asomara la cabeza.
Sin embargo se aplicó un DN3 versión América con León y un inspirado Oribe Peralta, para que el negocio de millones no se viniera abajo. Se celebró el pase, pero más se celebró que la ilusión se mantenía por lo menos unos meses más.
Ahora con el Sorteo Mundialista del pasado 6 de diciembre pasa algo similar, mientras la gran mayoría de los aficionados que se ponen la verde en tiempos de bonanza y se la quitan para cobijarse con otra remera para no caer en el estado de shock por el síndrome futbolero azteca (recuerden los fantásticos festejos en la Cibeles de la
Colonia Roma en el DF cuando España fue Campeón, hasta le echaron la culpa a Miguel Hidalgo de no poder celebrar un campeonato mundial) ven con pocas expectativas la participación de México en Brasil 2014.
Sin embargo todos los que ven esto como un negocio están vueltos locos porque al jugar contra el equipo
anfitrión ya aseguramos un aguinaldo adelantado en pleno junio. O quien piensa que alguien se va a perder ese martes 14 de junio a las 14:00 el duelo entre nuestros “guerreros” contra los “cariocas”. Obviamente estaremos todos pegados en la casa, en la oficina o en un bar, “alentando” al conjunto para que haga lo imposible para ganar.
Si bien futbolísticamente este sorteo se le puso difícil al conjunto dirigido por el “Piojo” Herrera, la esperanza se vuelve a instalar en el colectivo. “Ya nos vimos”, empeñando todo con tal de comprar un boleto para ese juego; viendo a nuestro diputados, senadores, presidentes municipales, gobers preciosos y hasta nuestro Jefe del Ejecutivo realizar una gira estratégica a la ciudad de Fortaleza, para “fortalecer (valga la redundancia) nuestro vínculos con el pueblo hermano de Brasil”.
El equipo tricolor necesita mejorar en todos los aspectos, principalmente la mentalidad, porque difícilmente llegará lejos con el conformismo de haber calificado “haiga como haiga sido”. Posiblemente ese cambio de mentalidad no sólo debe permear entre los jugadores sino entre todos los mexicanos y no sólo para el fútbol, o ¿acaso cambió en algo el que México se colgó una medalla de oro en este deporte durante los pasados Juegos Olímpicos de Londres?
El reto para la gente que trabaja para la selección será fomentar una visión diferente, no sólo a recurrir que a Brasil se le ha ganado en varias competencias, sino ver que el Tri debe dejar atrás su zona de confort y ponerse a prepararse a tope. Tampoco debe olvidar que además del anfitrión se tiene a un durísimo Camerún y un complicado Croacia. Por ello la Federación (que en pocas ocasiones tienen lucidez), cuerpo técnico y jugadores ya deben preparar como jugar este mundial y no sólo un juego; ver cómo hacer para que se demuestre que el fútbol es un deporte que puede inspirar a un pueblo a salir adelante a pesar de los reto y, por fin, que la mentalidad ganadora sea un distintivo del mexicano dejando atrás al “agachón” que aún nos sale como sociedad.
Es una oportunidad para dar resultados y no sólo mantenerse por la fe. Pero a pesar de un fracaso, un cambio de mentalidad nunca le viene mal a un pueblo. Ya es tiempo que el Pan y Circo sirva para algo más que llenar los bolsillos de unos cuantos. (zooblime@gmail.com)
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