Por Alejandro Cárdenas
Foto:El Siglo de Torreón
Publicado en El Siglo de Torreón
Lo único que progresa con el paso del tiempo es la tecnología, el hombre no, siempre es el mismo, dice el músico chileno Luca Prodan, líder grupo Sumo, en una de sus canciones.
Nuestro roquero confirma lo que a diario vivimos: la ciencia está al servicio de la guerra, desgraciadamente.
Aproximadamente el 20 por ciento de los científicos en el mundo desarrollan armas de la más avanzada tecnología, las más destructivas claro, y trabajan como empleados genios y leales de los países productores de armamento.
Según la revista Nature, especializada en el ramo, este debate involucra preocupaciones éticas que no se pueden considerar sólo en “términos científicos”. Los genios de la guerra
afirman al respecto que no son competentes para evaluar consideraciones “no técnicas”, y que el conocimiento que producen no tiene atributos morales. (Buena excusa).
afirman al respecto que no son competentes para evaluar consideraciones “no técnicas”, y que el conocimiento que producen no tiene atributos morales. (Buena excusa).
Nature menciona que el francés Jean- Jacques Salomon, autor del libro El científico y la guerra afirma que aún sin tener datos específicos, de este 20 por ciento de los científicos ligados
directa e indirectamente a la industria militar, sólo una minoría observa detenidamente los límites de sus nichos de especialización, respecto a la “ecología política” de su trabajo.
directa e indirectamente a la industria militar, sólo una minoría observa detenidamente los límites de sus nichos de especialización, respecto a la “ecología política” de su trabajo.
Después de los devastadores efectos de las bombas atómicas en Japón durante la Segunda Guerra Mundial, en 1957 surgió una organización en contra del armamento nuclear llamada
Pugwash (www.pugwash.org).
Pugwash (www.pugwash.org).
La formaron científicos y académicos, como Albert Einstein, preocupadas por reducir el daño nuclear de conflictos armados.
Uno de los temas que actualmente trabaja este organismo, junto con otras asociaciones, refieren a las municiones con uranio empobrecido o “balas de plata”, utilizadas por Estados
Unidos y sus secuaces desde la Guerra del Golfo en 1991, en los Balcanes, y actualmente en el 2003 en Irak.
Estas balas tienen mayor alcance y penetración que las convencionales, además que arden despuésde atravesar el blanco (son más dañinas).
Pero estas asociaciones ambientalistas como Tierramerica.net, denuncian que ese metal es responsable de efectos naturales negativos como infertilidad en las tierras, incremento
de índices de cáncer, leucemia infantil, abortos y malformaciones físicas.
de índices de cáncer, leucemia infantil, abortos y malformaciones físicas.
La consigna de Pugwash, entre otras, es que la ciencia no es peculiarmente buena en cualquiera de las formas en que la guerra es dañina. Así es la ocupación en Irak, donde las tropas aliadas se encargan de mostrar la eficiencia de sus modernas máquinas muerte.
Inventos como la Bomba E que paraliza sistemas electrónicos, el misil Tomahawk para bombardeos de precisión y largo alcance, el tanque Abrams blindado, o los aviones F-117
y B-2 invisibles para los radares, son algunos ejemplos.
y B-2 invisibles para los radares, son algunos ejemplos.
Pero a la vez, es la mejor campaña de publicidad armamentista, con juguetes aún más avanzados que las películas de ciencia ficción, y fabricados por empresas (la mayoría estadounidenses) que obtienen ganancias millonarias anualmente como Talla’Tech, Intelsat,
General Dinamics, Lockheed Martin, Raythenon y Northrop Grumman, entre otras.
General Dinamics, Lockheed Martin, Raythenon y Northrop Grumman, entre otras.
En cuanto a equipo de software para el campo de batalla, como radares, equipos de telecomunicación y portátiles, la guerra también es un gran negocio para compañías como International Business Machines y Hewlett-Packard.
Detrás de cada bomba saldrán lágrimas en pedazos, además de cemento, vidrio y tierra esparcida por el aire. Después, en las tizonadas torres de humo, los residuos quemados desaparecerán por el viento junto con la esperanza de paz, y en contraste aumentará
el presupuesto de 450 mil millones de dólares anuales para armamento en Estados Unidos.
Por último, quienes desean tener una visión alternativa del conflicto, ya que los medios estadounidenses se autocensuran, hay decenas de bitácoras personales (weblogs) en Internet, principalmente de reporteros del El País, o la BBC de Londres que actualizan diario, pero también periodistas independientes, académicos, soldados y civiles, algunos hasta con cámaras de video en tiempo real.
Para encontrarlos hay que buscar en Yahoo: War Irak Web Logs and Diaries, o en Yahoo España: Guerra Irak Weblogs, aunque la mayoría son en inglés.
Correo-e: parcadio@yahoo.com
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