Publicado en Vanguardia.com.mx: 27-Febrero-2008
En 1994 se cumplió uno de los proyectos de ingeniería civil más importantes entre Francia e Inglaterra, dos países en eterna guerra cultural e ideológica: el Eurotúnel, la vía de tren submarina más larga del mundo que cruza el canal de la mancha, ese pedazo de mar de 32 kilómetros entre los dos países.
En 1958 se abrió en Cuba el famoso Túnel de la Habana, conocida como una de las maravillas escondidas de la hermana isla caribeña. Esta vía para automóviles comienza en el malecón, se encuentra a 25 metros de profundidad y corta al centro de la Habana por un recorrido de 500 metros en lugar de un rodeo de 25 kilómetros.
A finales de 2007 después de las inundaciones en Tabasco y Chiapas, las comisiones Nacional del Agua y Federal de Electricidad, se concentraron en abrir brecha para devolver el cauce al Río Grijalva en un trabajo de coordinación y movilización muy digno de presumir, con cientos de máquinas trabajando, que se encuentra en su etapa final.
Para el caso del Eurotúnel fueron contratadas empresas japonesas de asesoría, para el de la Habana recibieron apoyo francés, y para la ampliación del canal artificial del río Grijalva se utilizaron recursos y asesoría de ingenieros mexicanos.
Con los tres ejemplos anteriores y sus maravillas de la planeación e ingeniería tecnológica, y el trabajo de solución de problemas técnicos, quedan muchas dudas sobre la demolición del DVR en Torreón. ¿Y por qué no arreglarlo como se ha hecho con tantas construcciones?
Es un tema que generó bastante polémica y deja muy mal sabor de boca, especialmente por los tintes electorales que denota. Se utilizó el problema de una construcción con errores y que sin duda costaría vidas de personas, pero no era una obra en ruinas.
Universidades e instituciones hicieron estudios y encontraron deficiencias terribles en los componentes estructurales del Distribuidor Vial Revolución, y con el paso del tiempo los mismos conductores tenían miedo de pasar por ahí.
Pero han existido desastres mucho más complejos y que han sido reparados, como sucede actualmente con el puente en Minneapolis en Estados Unidos, que se colapsó una parte en agosto del año pasado.
¿Por qué para este tipo de temas no fue utilizada la pobre y seca Ley de Participación Ciudadana para preguntar a la gente de Torreón y de Coahuila si preferían remodelarlo o demolerlo? ¿Acaso no tenía posibles soluciones técnicas? ¿Por qué en lugar de buscar especialistas en Monterrey para destruirlo, mejor buscar especialistas de Japón, Francia o Cuba para arreglarlo?
La nueva construcción llamada Sistema Vial Revolución es un ejemplo de cómo con justificaciones políticas y sin demasiados cuestionamientos técnicos se puede tumbar una obra de tal magnitud sin oposición alguna.
En Torreón, zona de partido de oposición al Ejecutivo Estatal se tumba la obra más importante de la administración municipal y del Gobierno estatal anterior. “Papá Gobierno” tumba a los que lo hicieron mal y construye su nueva visión de estado.
Simbólicamente recae la aplanadora del aparato de gobierno y una muestra funesta de poderío previo a tiempos electorales. Es decir, realizar acciones de un gobierno en turno y utilizarlas como instrumento, o a conveniencia genera confusión en los gobernados, porque se juega a carta abierta, sin disimular nadita.
Poco capital humano. Sindicatos en sus laureles. Niveles de pobreza extrema.
Deserción estudiantil en aumento. Inseguridad cada vez mayor. En cambio, mucha obra pública y apoyos con miras a corto plazo y votos para acarrear.
Lo dice la académica y periodista mexicana Denisse Dresser en una conferencia reciente a empresarios: “Muchas formas de manipular al electorado en vez de representarlo. Muchas maneras de comprar el voto en vez de ganarlo (…) Formas de ejercer el poder que mantienen a México agarrado de la nuca”.
*El autor es Director General del ICAI, las opiniones aquí vertidas son personales y no reflejan la posición institucional.
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