Alejandro Cárdenas López / Enviado
Publicado en Vanguardia de Saltillo.
“Ha sido para mí una grata sorpresa; para recuperar el tiempo perdido, vamos a venir mil veces, cada semana”, exclamó el cantautor argentino Andrés Calamaro el pasado lunes 13 de octubre durante su primer concierto en la Ciudad de México después de 30 años de carrera de rock y blues.
Ante 10 mil espectadores que casi llenaron el Auditorio Nacional, presentó su concierto número cuatro de su gira por Latinoamérica. El cantante está recién llegado de España de presentar su último material discográfico “La Lengua Popular”.
Calamaro publicó el 14 de octubre, un día después del concierto, en su blog (Calamaro.com) su sobresalto por el concierto: “DF-ROCKS, xcuse mi while i kiss the sky... me esperan más aeropuertos, anoche fue grandiosamente ideal: al menos lo fue desde mi privilegiado lugar”, escribió.
Amenazó con volver. “Quizás vale la pena explicarle a los corresponsales que aquellos que visten la albiceleste y cantan los tangos no son mis compatriotas, benditos sean mis compatriotas, son los locales, así en España como en mex mex, que escucharon HB y que se ponen la camiseta del seleccionado como demostración de buen feeling, el tango & el foottbol son un idioma universal, pero también el rock nuestro de cada día. Anoche será inolvidable para mí, para los míos, los tuyos y los nuestros”, expresó.
Y finalizó “chau México, no digas que no te tengo en cuenta: ya estamos esperando, volver, volver, volver”, recordando el famoso tango de Gardel.
A las 20:42 empezó…
El amante del rock, blues y tango salió al escenario con la margarita blanca en la mano y el público al instante lo ovacionó de pie, y no se volvieron a sentar durante todo el espectáculo. Vestido totalmente de negro, con sus tradicionales lentes oscuros y portando una camisa de Emiliano Zapata, interactuó con 25 canciones de “La Lengua Popular” y de su inmenso repertorio como solista, compositor y del repertorio que interpretaba desde que era la voz de Los Rodríguez, allá en España.
Inició con la canción principal “El Salmón” de su extenso disco titulado de la misma forma. De primera impresión “transitaba desde una actitud elegante a lo Bob Dylan hasta el descontrol de un Rolling Stone…”, se presentó como “ilustre desconocido” en México, pero logró pegarse a la piel la aureola de ídolo en el Auditorio Nacional capitalino”, informó EFE sobre el concierto.
Después continuó con “Los Chicos”, la primera canción de “La Lengua Popular”, lanzado en 2007. Recuerda aquella música de finales de los 70´s de “pop puro” cuando tocaba con Los Abuelos de la Nada, y fue producido por el ex integrante de esa banda, “Cachorro” López.
Continuó con el "regge style" con “Tuyo Siempre”, del disco “Honestidad Brutal”, la cual en sus inicios resultó un éxito en su reciente gira de 2007 cuando era acompañado por sus compañeros del rock argentino, Bersuit Bergaravat, mejor conocidos como La Bersuit.
Los fanáticos escucharon después “Mi Gin Tanic”, una de las canciones más famosas de su reciente producción que acuñó con la frase que dice: “Hay días para quedarse a mirar/hay días en que hay poco para ver/hay días sospechosamente light/hay un deseo que pido siempre que pasa un tren”.
Después con la balada “A los Ojos”, recordó los años 90’s con Los Rodrígez: ls cuatro guitarras callaron y mencionó sus primeras palabras: “Compañeros y compañeras mexicanos, muchas gracias”.
Continuó con “Carnaval de Brasil”, otro de sus éxitos de su más reciente disco, y prendió a su público con aquella vieja dolorosa rola “Todavía una Canción” que cantaba a dueto con Joaquín Sabina, también en la década de los años 90.
En su siguiente bloque musical continuó con “Chicas”, una de las más de 100 canciones su disco “El Salmón”. Luego, un descaso y Calamaro se quitó el saco y dejó al descubierto en su cantoril pecho una camiseta de Emiliano Zapata.
Pasaban los minutos y las horas entonces dijo que besaría el escenario que han pisado grandes artistas. “Beso este suelo y con este sencillo acto agradezco”, expresó el cantante, a quien le parecía increíble el gran número de personas que había congregado.
“Gracias, estoy sorprendido por este público que ya lo desearía Mick Jagger”. Tras esto, continuó con “Minibar”, “La Espuma”, “Elvis”, “Soy Tuyo”, “Mujer Mundial” y “Los Aviones” que también formaron parte del repertorio.
Tras “5 Minutos Más”, se quitó los lentes para sacarse unos tangos del corazón, como “Los Mareados”, lo que descubrió a la numerosa hinchada argentina entre el público, entre ellos se lograba ver a Federico Insúa del América. Y terminó su ronda de tangos con la famosa balada “Estadio Azteca”.
Se desbordó con su blues del corazón con “Te Quiero Igual”, “Todo lo Demás?”, “Crímenes”, “Me Arde”, “Alta Suciedad”, “Flaca”, “Costumbres Argentinas”, “Son Documentos”, “Canal 69” y “Paloma”.
Se marchó del escenario, pero seguía muy hiperactivo y después de unos sorbos de mate, volvió para conceder al respetable el “Sin Documentos” de Los Rodríguez.
Llegado el final, se quitó las gafas, hizo la reverencia de rigor con la banda, lanzó besos y desapareció.
Antes de abandonar definitivamente, se puso la "remera" con la imagen del músico mexicano, Alex Lora, a quien rindió un breve homenaje a Alex Lora por los 40 años de existencia de El Tri y con quien cantan la famosa canción “Cásate o Muérete”.
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