PUBLICADO EN EL PERIÓDICO VANGUARDIA.
Interés Colectivo 4-Diciembre-2007
En diciembre de 1999 nadie imaginaba que las calles del centro de Seattle iban a ser cerradas por una mega marcha y declarada en estado de emergencia la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Era una de las primeras protestas mundiales contra la globalización y los avatares del libre comercio, una gran manifestación que las organizaciones de la sociedad civil planearon por medio correo electrónico.
Se organizaron por mismo sistema usado por bancos y grandes empresas para realizar transacciones de dinero en cantidades incalculables. Fue un impacto social utilizando una forma de comunicación virtual, así explica Klaus Bruhn Jensen profesor especialista en comunicación de la Universidad de Copenhague en el libro llamado “Comunicación” de la colección “Diálogos” publicado por el Forum Universal de las Culturas en Monterrey.
El tema se resume en la siguiente pregunta: ¿Cómo la comunicación en la sociedad puede practicarse y después traducirse en una forma de acción unificada con consecuencias institucionales?
Entendemos que hay aún mucho debate sobre que las nuevas tecnologías de la información y se cuestiona sobre los verdaderos beneficios dado que, en muchos casos, se critica, por ejemplo, que en lo cultural lo digital suplanta obras de arte únicas con reproducciones flexibles.
Recientemente permean críticas sobre la forma en que las tradiciones culturales se han visto amenazadas con los cambios tecnológicos; por ello surgieron grupos que se dedican a investigarlas, porque se manifiestan nuevas distracciones como el el cine, la publicidad, la música portátil, internet o los teléfonos celulares. Se dice que son productos que cambia la personalidad de la sociedad y pierde identidad.
Estos cambios han ayudado a entender las dos principales formas diálogos en una sociedad: la conversación social o privada y conversación para solucionar problemas sociales y mundiales. En opinión de Bruhn Jensen, democracia es una constante conversación de solución de problemas, la cual reconoce tanto los desacuerdos como la necesidad de reglas y procedimientos para resolver las diferencias de modo que puedan tomarse decisiones.
Pero esas decisiones muy pocas veces son de acción colectiva. Son conversaciones entre ciudadanos que se conocen por virtud de su ciudadanía que realizan en maniobras que abordan y afectan los contextos sociales, más allá de los inmediatos contornos de las personas.
La comunicación va más allá de sólo transmitir información, es un ritual de compartir significados. Para Bruhn, comunicación significa comunidad o posibilidad de comunidad y con la llegada de las tecnologías de información nuevas formas de comunidad se vuelven posibles.
El autor habla de la importancia de los contextos de las comunidades y cómo mediante la comunicación se informa, se persuade y se involucra a los actores sociales. Pero a diferencia de una sociedad pasiva, estos agentes hoy pueden responder conforme a su contexto, y no sólo resolver asuntos personales, de conciencia práctica.
La comunicación es un recurso para la acción social y en cierto contexto, coinciden con los límites de la posible acción. Las modernas tecnologías nos ayudan a entender que la comunicación ha facilitado la vida social y eso significa que facilita los contextos, como lo hizo la imprenta desde sus inicios, que ayudó a democratizar el conocimiento en los libros.
Si una persona está interesada en un tema y duda de la forma en que se lo dan a conocer los medios tradicionales, puede acudir a internet y a las salas de chat a conocerlo más a fondo.
El hipertexto no es más que otra fase de la historia de la escritura, dice Bruhn y en esa faceta propicia la comunicación de la vida diaria y sobre temas de la sociedad y la política, que pueden incidir en la opinión pública de manera alternativa que los medios de comunicación tradicionales.
Hoy en internet se puede ver la repetición después del juego de un gol de Leonel Messi, un expediente completo de la dictadura militar en Argentina, ver todos los interiores y exteriores de un automóvil o enviar correos electrónicos anónimos a un gobernante para denunciar la tala ilegal de árboles.
Por ello, hoy las personas que usan internet en chats pueden asumir diversos roles e identidades, en el tema de la comunicación política: crítico, disidente, pasivo o indiferente. Todos socializamos para conocer la naturaleza del sistema en el que vivimos, nuestros roles, nuestros derechos y formas de acción.
Bruhn finaliza con una sencilla conclusión: lo virtual puede ser bueno para la democracia, no por sus cualidades revolucionarias, sino porque contribuye a un proceso en marcha de la mejor relación entre los hombres y las cosas.
(elinterescolectivo@yahoo.com) Ir a publicacion original.
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