Las noticias falsas y las cuentas simuladas de redes socio tecnológicas son en parte una reacción de grupos conservadores y políticos que, por la falta de control, buscan dispersar y retrasar el crecimiento de la credibilidad de la información en internet.
No se analiza en este texto si la credibilidad de los medios digitales genera participación social o si los políticos acusan a los medios de comunicación que critican sus errores, sino que se establece la base para un debate mayor sobre los niveles de credibilidad entre medios tradicionales y digitales.
Una de las posibles causas es que internet y las redes sociales aún son espacios comunicacionales con menos control por parte de grupos de poder, especialmente políticos, y una de las formas en que logran evadir las tendencias es con la saturación de información y la manipulación de palabras clave a través de agencias especializadas, lo cual es censura indirecta (Cárdenas, 2015).
Incluso hay países que ya ejercen la censura directa en internet, dado que "es la fuerza que más está convulsionando los medios de comunicación", como señalan Philip Bennet y Moisés Naim, por ejemplo, en Hungría, Ecuador, Turquía o Kenia, las autoridades han emulado a autocracias como Rusia, Irán o China que censuran noticias críticas y crean sus propias empresas estatales de comunicación (Bennet y Naim, 2015).
Algunos estudios académicos relevantes, especialmente en la última década, han comparado la fiabilidad de los medios tradicionales con la de internet y los medios digitales para averiguar qué interacciones dan más confianza y credibilidad los usuarios.
En general los estudios empíricos no dan aún mayor credibilidad a los medios digitales que a los tradicionales, pero de acuerdo con la académica Martha Pulido, quien aborda el tema el libro Tendencias de investigación en comunicación una confusión inicial es lo que se publica diversas encuestas, con poco sustento metodológico o que no generan las preguntas correctas, por ejemplo, una de ellas señalaba que los norteamericanos confiaban más en Facebook y Twitter que los medios tradicionales.
Por ejemplo, un sondeo de Edelman Trust Barometer arrojó en 2013 un resultado que los autores consideraron como sorprendente: los buscadores como Google, Yahoo! o Bing inspiraban tanta confianza a los encuestados como los medios de comunicación tradicionales y más que blogs, agregadores como Google News, Meneame o Flipboard (McGee, 2013, citado poro Pulido, 2017). Pulido añade que por el contrario predomina la idea de que las redes sociales, y especialmente Twitter, son consideradas menos creíbles que los medios y blogs informativos. (Carlos Castillo y Poblete, 2011; Schmierbach y Oeldorf-Hirsch, 2012 y Wurzelbacher, 2010, citados por Pulido, 2017).
Adicionalmente los estudios de numerosos académicos sobre el impacto de las redes en jóvenes y nuevos votantes, señalan que asumen nuevas causas, causas no políticas, pero que incluyen la política en ciertos contextos (Quiroz, 2013; Guerrero, 2014; Portillo, 2015; Crovi y Lemus, 2016). Por ejemplo en México los medios digitales son herramientas fundamentales para los jóvenes que gustan de participar en la política pero mientras para el resto de ellos, dichos entramados fungen sólo como espacios de circulación informacional y exposición a flujos de datos, pero la penetración digital y la presencia de una cultura convergente son elementos importantes en el favorecimiento de la participación y la libre expresión (Meneses, Ortega y Urbina, 2013)...
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